lunes, 9 de febrero de 2009

LA DIGNIDAD DE UN HOMBRE


LA DIGNIDAD DE UN HOMBRE

El pilar primigenio de los derechos humanos es el de la Dignidad Humana, donde se alza la grandeza del amor, la excelencia de la inteligencia, la capacidad y actitud para el bien de todos, un sendero asertivo entre los hombres y la naturaleza. Una sociedad que la reconoce pero que no la practica o un Estado que la legaliza y no la respeta, que no quepa la menor duda, no podrá establecer ningún contrato social duradero, por que albergara infinidad de situaciones inhumanas: injusticia, marginación, violencia, corrupción, terrorismo, etc.
Desde mi entender el hombre puede perder su dignidad por cuatro motivos: la imposición, el silencio, el olvido y la mala utilización de la condición humana, asumir cualquiera de ellos es quebrar la libertad individual y colectiva es acercarse a un peligroso orden social.
He planteado que para frenar cualquier desvío, solo hay que ser buenos y justos, este entendimiento cimenta la cultura de la dignidad y eleva el espíritu de una nación. En el caso peruano donde se ha enraizado un canibalismo político, es decir donde la inmoralidad de la clase política solo inyecta daño, maldad, cinismo, exclusión y pobreza, urge asumir una ética rebelde amparada en el juicio de la razón y la conciencia del bien colectivo como un fiel respeto a las libertades. Por ello invito a que asumamos la dignidad rebelde como una actitud capital para defender a los peruanos y al Perú.
La dignidad rebelde no es una palabra calcinada, ni mucho menos lleva resentimiento ni diatriba de los olvidos de la patria, la fuerza de su fe se niega a ser ceniza, un hombre digno sabe mojar sus ideas en la tinta del dolor y la grandeza, comparte su destino de bienestar y felicidad para todos sin doblegarse al tiempo. Compañeros, si nuestra dignidad rebelde lleva tesón, coherencia y lealtad al pueblo excluido, marginado y humillado históricamente…, no entiendan a la revolución únicamente como la teoría de los pobres, no acepten a la revolución como un simple discurso, no asesinen a la revolución con su egocentrismo, no crean que la revolución se halla en los tinteros y el papel o solo en algún rincón de nuestra mente, la revolución compañeros no se hace por que a alguien se le ocurrió o no le gusto esta o tal cosa o con imprecaciones a la buena voluntad.
La revolución son ustedes, todos nosotros y la futura generación, que jamás aceptara que se nos impongan yugos, que nos arrastren al servilismo mas cobarde e inhumano, que nunca aceptaremos que la miseria y la violencia sean parte de una crónica realidad, una revolución por la dignidad demanda de todo nuestro compromiso de superación y crecimiento integral, muchas veces exige dolorosos sacrificios, entrega total en todas las batallas, por que no habrá revolución sin auténticos revolucionarios armados de ideas, su espíritu esta en la razón dialéctica y la dignidad de todos. Solo la actitud perenne de amor hacia el hombre y la vida de todo revolucionario la ira enriqueciendo y liberando al mundo para hacerlo mas humano... . La plenitud de entrega de un autentico revolucionario hace la revolución…
Hoy cuando tanta ONG y tanta felonía de un corrupto Estado al servicio del imperialismo, pone dinero para comprar conciencias, cooptar rebeldías y adormecer voluntades, cuando tanto "ex" izquierdista se humilla, pide perdón y se arrepiente, cuando tanto pusilánime anda buscando las caricias, los guiños, las palmaditas en la espalda y los mimos de los poderosos, cuando tanto posmoderno/a anda alertando a la juventud de que no siga "ese camino de justa rebeldía", cuando tantos/as académicos/as se persignan cuando escuchan esos los nombres de los mártires ejemplos de futuro, cuyas luminosas ideas alegran la forja del hombre nuevo y dignidad de la patria...Nosotros los hombres dignos hemos decidido ser leales, honestos y combativos, fieles a vuestra enseñanza de amor y decencia revolucionaria
Sin ninguna duda puedo decir que el signo más noble del hombre digno es su amor y su esperanza a una patria cada día mejor para todos.

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