lunes, 9 de febrero de 2009

EL HOMBRE COMO CENTRO DE REFLEXIÒN


EL HOMBRE COMO CENTRO DE REFLEXIÒN


Si entendemos que es el sujeto quien ocupa el centro de la reflexiòn del proceso
de rompimiento con conductas individuales y colectivas , enmarcado dentro de un proceso de búsqueda de una sociedad mas organizada, estamos entonces en la vía de poder entender mejor, de una manera mas objetiva, nuestra realidad nacional.
Él querer romper con el pasado perverso, con conductas inapropiadas que impiden crecer, es algo comprensible; nos encontramos con las taras propias de sociedades atrasadas que no entienden la necesaria evolución, el necesario cambio para no “morir”, obligada por la presión de las fuerzas organizadas que buscan la transformación de la sociedad y todas sus instituciones.
Todo proceso de cambio trae consigo la resistencia al cambio. La ruptura no se producen de manera voluntaria: debe ser inducida, impulsada desde afuera (desde adentro siempre existe) cambiando muchas veces las reglas de juego.
Romper con los estados de inercia es fundamental para que las instituciones cambien. ¿Qué va haber resistencia? Esto es algo que lo tenemos claro, porque en lo individual nos cuesta cambiar nuestras conductas. En todo proceso de cambio nos tropezamos con resistencias individuales y colectivas.
Para los necesarios cambios de las instituciones necesitamos comprometernos: el compromiso es fundamental porque será esta la base desde donde se construirá el nuevo edificio, la nueva casa: sin compromiso no hay nada. Pero este debe ir acompañado con la unión, el compàctamiento en la idea, en la cohesión, en el esfuerzo común para darle sustentación al nuevo proyecto que se intenta defender de manera organizada con el concurso de la gente.
Todo nuevo proyecto encontrara siempre resistencia. Es obvió que vendrán cambios que buscan eliminar privilegios enquistados en las viejas instituciones y que no tienen vida organizativa para lo nuevo. De tal manera que, para defender un proyecto, es necesario comprometerse con el mismo, ser defensor de la unión (cohesión) y de la organización de la lucha como parte del esfuerzo individual y colectivo.


EMILIO-P

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