lunes, 18 de mayo de 2009

Comentarios islámicos

En el nombre de Dios, el
Compasivo,
el Misericordioso
Comentarios islámicos

Prefacio;

El Islam es una religión universal, aplicable a todos los tiempos y todos los pueblos, en cualquier tipo de sociedad del planeta. No es algo restringido a meras acciones de adoración, sino que más allá, el Islam abarca cada acción y cada momento de la vida de un musulmán en cualquiera de los ámbitos en que esta se desarrolla. El Islam no es ajeno a la política, ni a la economía, ni a ningún problema social. El Islam no sólo opina en cuestiones de ética o moral “religiosa”, también tiene opinión sobre la ecología, la globalización, o cualquier otro tema de actualidad.

Por otra parte, los sabios islámicos, no son sólo gente docta y erudita en materia de leyes religiosas. El verdadero sabio islámico es una persona imbuida en el mundo que le rodea, que lo conoce, que lo tamiza a través del Islam y que vierte su opinión. Es costumbre en el mundo islámico, que los fieles consulten a sus sabios, de forma directa, sobre los temas más diversos; desde meros problemas particulares de cualquier índole que no incumben más que a los protagonistas, hasta temas de las más alta trascendencia general.

Lo que sigue a continuación no es más que un ejemplo de esto, un serie de preguntas, y sus respectivas respuestas, sobre diversos temas de interés general, realizadas a uno de nuestros mayores sabios contemporáneos, Sayyed Muhammad Husein Fadlullah, en su mezquita de Beirut.

Comentarios islámicos

El hombre en el Islám.

P - El Islam posee una concepción del hombre que le es específica. ¿Podría aclararnos algunos de los aspectos principales de esta cuestión?

R - El hombre es, en la concepción islámica, dueño del universo y ha sido escogido por Allah (swt) para dirigirlo gracias a los recursos y a las potencialidades que Allah ha depositado en él y que le son necesarias para llevar a cabo esta función. Se puede deducir esto de aquel famoso diálogo que tuvo lugar entre Allah y los ángeles sobre la creación de Adam (P), cuando Allah les dijo: «Voy a designar un jalifa sobre la Tierra» (Suratal Baqarah, 30) y les explicó que le había enseñado lo que ellos no sabían. Señalamos también la alta consideración del hombre al saber que Allah ordenó a los hombres a ordenarse ante él (P), lo que da testimonio de la grandeza del hombre y de la importancia de su valor entre las demás criaturas. Esta alta consideración se desprende igualmente de la expulsión de Iblís (Satán) fuera de los lugares privilegiados como receptáculos de la Rahma de Allah, en respuesta a su rechazo de prosternarse ante el hombre, pero también de la Revelación de Allah, lo que significa la perennidad de la presencia de Iblís al lado del hombre con el objetivo de seducirle y desviarle durante toda su vida en la tierra, no porque el hombre haya sido abandonado por Allah, sino más bien para que sea digno de Su Confianza en la medida en que es invitado a probar su capacidad de luchar por su libertad y de mantener firmes sus posiciones en el combate que lleva a cabo, voluntariamente, contra el mal en su calidad como representante (jalifa) del bien. Esto puede concluirse de la aleya en la que Allah dice, dirigiéndose al Shaytán: «No tienes ningún poder sobre mis sirvientes a excepción de aquellos que te seguirán » (Corán XV:32). Así, el hombre está preparado para enfrentarse al símbolo del mal a pesar de todo su poder y de vencerle en tanto combata su lucha por la causa del bien. Cuando subrayamos todo esto y cuando vemos el gran interés que Allah tiene en el hombre, y que se ilustra con el hecho que Él haya enviado Mensajeros (P) -que también son a su vez hombres para planificar su vida y orientarlo en el sentido que le permita actuar con toda responsabilidad, constatamos entonces que el Islám da al hombre un valor sin igual en el universo y un gran honor ante Allah. Es así porque el hombre es considerado, por Allah, como responsable de sí mismo, mientras que los ángeles y el universo entero no lo son. No ha habido diálogo entre Allah y el hombre sobre este particular, pero el hombre es el único que se ha propuesto cargar con sus responsabilidades cuando Allah le ha querido hacer responsable e investir sus esfuerzos. Por esto, constatamos que el Paraíso y el Fuego están en relación directa con la responsabilidad del hombre que es responsable de sus actos y que es recompensado con el primero cuando sigue la vía recta o castigado con el segundo cuando se desvía de esta vía. Por consiguiente, la concepción islámica del hombre lo considera como el elemento o la criatura cuya vida entera está hecha para que se mueva en su órbita. La vida está hecha para el hombre, el Paraíso y el Fuego están hechos para el hombre, los ángeles llevan el mensaje de Allah al hombre, los ángeles acogen al hombre, y todo el universo, desde el Sol y la Luna a las leyes universales, está sometido al hombre. Esto significa que el Islam considera al hombre por el interés que Allah le dirige- como centro del universo, como elemento a partir del que gira todo el universo. Y a partir de estas consideraciones, no encontramos otra civilización que pueda concebir al hombre bajo un ángulo tan universal y perfecto.

El hombre y la naturaleza

P - ¿Cuál es el estatuto de la naturaleza desde el punto de vista islámico?

R - La naturaleza representa, desde este punto de vista, un libro universal en el que el hombre puede leer para descubrir en ella la Presencia de Allah, para descubrir en ella la Unidad de Allah y para descubrir todo lo que afirma su humanidad y su conocimiento de la vía que sigue en la vida. Allah ha creado la naturaleza con todos sus fenómenos celestes y terrestres como origen y fuente de la vida, origen y fuente que abren a la vida las potencialidades de desarrollo y de evolución necesarios para cumplir sus funciones al servicio del hombre. Allah no ha creado una naturaleza inmutable en el sentido de la inercia, sino en el sentido de la existencia de unas leyes universales que rigen su movimiento, y ha dado al hombre la posibilidad de hacer mover la naturaleza para evolucionar y recoger los frutos de esta evolución. La naturaleza, en la concepción islámica, el aspecto universal del Poder de Allah. Es el ámbito en el que la actividad del hombre construye, para la vida, leyes tan vivas como las leyes naturales. Desde este punto de vista, la concepción islámica afirma la responsabilidad del hombre respecto con la naturaleza, así como la responsabilidad de sacar provecho de ella. Hay una complementariedad entre el hombre y la naturaleza: la naturaleza sirve al hombre y el hombre se sirve de ella espontáneamente y voluntariamente. De esta manera, podemos considerar que la naturaleza representa, en la concepción islámica, algo vivo en relación con la evolución vital del hombre y que el hombre es responsable ante Allah en lo que respecta a su manera de tratarla.

P - ¿Qué piensa del punto de vista según el cual la relación entre el hombre y la naturaleza es una relación de poder y dominación?

R - El Generoso Corán nos enseña que el universo es regido por leyes inmutables y que Allah ha puesto estas leyes al servicio del hombre. Los fenómenos universales se ponen, a través de estas leyes, al servicio del hombre que debe, con conformidad a la Voluntad
de Allah, vivir y actuar en función de estas leyes. Cuando el hombre siente, reflexiona y despliega sus potencialidades, estos fenómenos universales le abren sus puertas gracias a las leyes internas que las rigen. Esto se hace de manera parecida a al hecho de llamar a una puerta para que alguien la abra o al hecho de girar la llave para abrir: al hacerlo, no se fuerza la puerta y no se somete a los habitantes de la casa a ningún acto de fuerza. Sólo se utilizan los medios que permiten entrar en la casa. Esto significa que no hay ni vencedor ni vencido, ni opresor ni oprimido, sino un problema real y un medio de resolver el problema. Pasa lo mismo con el hombre cuando utiliza sus medios para abrir las puertas cerradas de la naturaleza: no la fuerza pero busca la llave que abre sus puertas, y la misma naturaleza está constituida de manera que se abra a cualquiera que posea la llave adecuada. Cuando nos encontramos frente a la concepción islámica para la que Allah ha puesto el universo al servicio del hombre y ha querido que el hombre se someta a Su Voluntad y se relacione con el universo mediante esta complementariedad, tenemos que comprender que la concepción islámica nos enseña que Allah ha creado al hombre y la naturaleza, y que ha querido que el hombre utilice la naturaleza sirviéndose de ella para sus intereses y para la vida misma. También tenemos que comprender que ha querido que la naturaleza se someta al hombre para este objetivo. Cuando recitamos algunos de nuestros Du'as transmitidos (por Ahlul Bait), como el Du'a del Imam Zayn al ‘Abidin ‘Ali ibn al Hussein (P) llamado "Du'a del Fayr y del Maghreb", comprendemos
que el hombre siente, cuando se encuentra frente a la naturaleza, que constituye con ella dos manifestaciones del Poder de Allah. El Imam (P) dijo en este Du'a: "Nosotros, los hombres, así como todas las cosas, pertenecemos a Tí.

El cielo, la tierra y todo lo que has depositado en el cielo y sobre la tierra. Todo lo que está inmóvil y todo lo que se mueve. Todo lo que se establece y todo lo que emigra; todo lo que vuela en el aire y todo lo que está disimulado bajo el suelo. Estamos bajo Tu Mano.

Nosotros vivimos en Tu Dominio y bajo Tu Poder. Tu Voluntad nos dirige, Tu Orden nos rige y Tus Disposiciones nos guían. No poseemos excepto sino lo que Tú nos concedes y no retenemos sino lo que Tú nos das". Al recitar este Du'a durante la mañana cuando amanece y durante el atardecer cuando el sol se esconde, el hombre siente que se dirige a Allah con el cielo, la tierra, las montañas y los mares- para recibir a la mañana y para recibir a la noche. Siente que vive bajo la Mano de Allah y que se somete a Sus Disposiciones mediante las potencialidades que ha depositado en él y a través de los campos de acción que le ha abierto. Y por todas estas razones, pensamos que la concepción islámica es más cercana de la realidad natural y humana que cualquier otra concepción.

Libertad e Islam

P - ¿Qué significa, para usted, el concepto de libertad?. ¿Cuáles son sus vinculaciones con el Iman? ¿Y cuáles son los límites y las normas de la libertad?

R - El modelo importante que el Islam puede ofrecer al mundo es el modelo de la libertad. A partir de su ‘aqidah y de sus conceptos, el Islam dice que el hombre es el sirviente (el esclavo) de Allah; pero este servidor es libre ante el mundo A. Es un sirviente de Allah que posee la libertad de pensamiento en la medida en que Allah no lo obliga a abrirse a Él, en la medida en que él no impide el movimiento de su pensamiento para obligalo a optar por el Iman o el Kufr. Allah (swt) ha dado al hombre la libertad de escoger su Iman. No lo ha sometido a ningún determinismo que le forzaría, desde el punto de vista de su constitución, a ser mu’min. No lo ha creado mu’min aunque haya dispuesto en su constitución una multitud de elementos que le ayudan a reflexionar y abrirse a Allah. No lo ha creado mu’min de manera que el Iman sea una disposición natural en su constitución, sin que esto quiera decir que lo haya creado kafir. Allah dice en el Corán: «Le hemos mostrado los dos caminos » y «Le hemos mostrado la vía, sea reconocedor o sea ingrato ». Así, el hombre posee la libertad de pensamiento hasta en lo que respecta a su opción por el Islam o el Kufr. Es natural que esta libertad tenga consecuencias positivas o negativas que el hombre debe estudiar antes de optar por una u otra vía. Igual pasa cuando el hombre de pone cara a la realidad universal: descubre que es dependiente de Allah porque ha sido creado por Él.

Pienso que esta dependencia no es negativa para el hombre. No es negativa para su libertad porque forma parte de su existencia. ¿Podríamos, por ejemplo, liberarnos de nuestro cuerpo si no fuéramos dependientes de Allah?. ¿Podríamos liberarnos de nuestras relaciones con todo lo que nos rodea?. ¿Podríamos liberarnos de nuestra situación en el tiempo, en el espacio y en el medio ambiente?.

No podemos pues ser absolutamente libres de manera que tuviéramos la libertad de controlar todo lo que constituye nuestra existencia. El sentido de nuestra dependencia respecto a Allah nos sitúa, pues, entre dos opciones: no abrirse a Allah y convertirse así en dependiente del orden universal del entorno, es decir, de nuestro cuerpo, de nuestras necesidades y de todo el mundo natural que nos rodea, con lo que nos convertimos en esclavos de una cosa inerte sin conciencia, sin razón y sin sabiduría, o abrirse a Allah, y someterse a Él en la servidumbre que enriquece nuestra humanidad y que nos vincula a nuestro Señor que nos rodea de Sus Cuidados. «Tu Señor quien te ha creado, quien te ha formado, quien te ha modelado y quien te ha dado la imagen que ha querido», tu Señor, el Rahman, el Rahim, que está al cuidado de tu existencia y a tu vida, que te ha dado qué comer y qué beber y Quien te ha curado de tus enfermedades. Así, el determinismo de nuestra sumisión a la existencia no nos deja ninguna libertad de escoger.

Sayyed Muhammad Husein Fadlullah
Biblioteca Islámica Ahlul Bait (P)
Traducción: Luqman Colmenero

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