miércoles, 18 de febrero de 2009

Jesús, ¿hijo de Dios?


Jesús, ¿hijo de Dios?

El tema de la filiación divina de Jesús (P), del cual se deriva naturalmente su propia divinidad, es el punto principal en el que difieren el catolicismo y el Islam sobre el Mesías. Para el Islam Jesús (P) es un profeta y mensajero de Dios, uno de los más grandes, pero no es Dios-hijo como lo concibe la doctrina trinitaria. Dios Altísimo está exento de toda representación o de asumir las limitativas cualidades de lo creado. Hay muchos argumentos en este sentido: históricos, escriturarios (derivados de la Biblia, de los Evangelios, y del Sagrado Corán), y finalmente los que se desprenden de la razón.
Con respecto a los argumentos históricos, la divinidad de Jesús (P) es un dogma tardío en el cristianismo, y era algo impensable para los primeros cristianos, judíos imbuidos del puro monoteísmo de las enseñanzas proféticas. De hecho, muchos grupos cristianos primitivos (incluyendo los Padres de la Iglesia) no aceptaron esto, y algunos como los arrianos lo siguieron negando muchos siglos después del Concilio de Nicea (325 d.C.) que fijó este dogma.
Leemos en el Antiguo Testamento:
"¡Escucha Israel!, Yahvé, nuestro Dios, Yahvé es Uno".
(Deuteronomio 6:4)
"Yo soy Yahvé tu Dios (...). No tendrás otro Dios ante Mí" (Éxodo
20:2,3)
En la Biblia se llama Todopoderoso a Dios, no a Jesús ni al Espíritu Santo. "Yo soy Dios Todopoderoso" (Génesis 17:1)
En el Nuevo Testamento vemos que el propio Jesús llamó a Dios: "El único Dios verdadero" (Juan 17:3)
En la carta a los Corintios dice Pablo: "Dios es uno sólo". (Corintios 8:4-6; Gálatas 3:20)
En el Evangelio de Mateo se dice que Jesús fue "tentado por el diablo" (Cfr. Mateo 4:1). Después de mostrar a Jesús "todos los reinos del mundo y su gloria", Satanás dice: "todas estas cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración" (Mateo 4:8-9). Solo tendría sentido la tentación de Jesús si él no fuera Dios, sino un ser separado, que tuviera su propio libre albedrío.
En el Antiguo Testamento se utiliza "hijo" para referirse a los "siervos de Dios", como a los Profetas (P), los ángeles o a hombres justos. "Siervo" o "hijo" para los pueblos antiguos significaban lo mismo. Por otra parte, el mismo Jesús llamó hijos de Dios" a sus discípulos, y en general a todos los creyentes, cuando dice "bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9).
Es en este mismo sentido que es usado el término "Padre" en los Evangelios. Hablando a los apóstoles, Jesús les dice: " "Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros". (Mateo 10:19-20). Esto era lo que le pasaba al mismo Jesús, cuando él decía que era "su Padre" el que hablaba por él. En consecuencia, tanto las denominaciones "hijo" como "padre" en las sagradas escrituras, incluidos los Evangelios, tienen significaciones muy profundas y distintas a la simple interpretación literal.
Con respecto al calificativo de "hijo de Dios" que se aplica a Jesús, hay que destacar que de ningún modo es exclusivo, ya que es utilizado en muchas otras partes de la Biblia para referirse al Profeta Adán, a David - con ellos sea la Paz de Dios-, o al pueblo de Israel en su conjunto, y a otros profetas, ángeles o a hombres justos.
En el mismo sentido que Dios es padre respecto a Jesús por haber nacido directamente del soplo divino en el vientre de la Virgen María (P), es también padre con respecto al Profeta Adán que fue creado del soplo divino.
"Ciertamente que el ejemplo de Jesús ante Dios es como el ejemplo de Adán, a quien conformó de tierra y luego dijo: "¡Sea!, y fue" (Corán, 3:59)
Por otra parte las criaturas de Dios, en cuanto a "hijos" Suyos como principio y origen de todo, no pueden ser Dios mismo.
"A Dios nadie lo ha visto jamás" (Juan 1:18). Y nunca Jesús dijo ser "Dios-hijo", ni jamás se consideró a sí mismo Dios o igual a Dios, por el contrario, siempre manifestó humildemente su subordinación y sometimiento al Altísimo. Además vemos que Jesús afirma respecto de Dios:
"Tú, el único Dios verdadero" (Juan 17:3); y en otro lugar del mismo Evangelio se lee que Jesucristo le dice a María Magdalena: "Voy a subir a mi padre y vuestro padre, a mi Dios y vuestro Dios" (Juan 20:17) En el Evangelio de Marcos, Jesús afirma: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios" (Marcos 10:18). Y en otra oportunidad dijo: "El hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre" (Juan 5:19). Y afirmó también: "He bajado del cielo para hacer no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha enviado". (Juan 6:38) Por lo demás, en sus súplicas el Profeta Jesús (P) no se alaba a sí mismo, ni invita a nadie a hacerlo, sino que por el contrario sostiene "...que no se efectúe mi voluntad sino la Tuya" (Lucas 22:42).
Como hemos podido ver, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo, coinciden en la afirmación reiterada de la absoluta Unicidad de Dios Todopoderoso, confirmándose así el punto de vista islámico que ubica al puro monoteísmo como la doctrina central de la Fe.

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