viernes, 30 de enero de 2009

ISRAEL-PALESTINA: Guerra por la legitimidad

Análisis de Jerrold Kessel y Pierre Klochendler

JERUSALÉN, 5 ene (IPS) - La reafirmación del derecho a la defensa propia y la legitimidad de la acción militar son los componentes centrales de la segunda fase del ataque de Israel contra el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en el territorio palestino de Gaza.
La legitimidad que Israel se atribuye deriva de las metas de la operación militar Plomo Fundido, la más intensa contra Palestina en los últimos 40 años. Con esta creciente confianza, combinada con la decisión de Hamás de no renovar el cese del fuego de seis meses en Nochebuena, todo el gabinete israelí dio luz verde al bombardeo aéreo que se concretaría tres días después, e incluso a la gran incursión por tierra del fin de semana. El gabinete de seguridad se reunió en secreto el viernes en Tel Aviv, convocado el día anterior por el primer ministro Ehud Olmert, el de Defensa, Ehud Barak, y la canciller Tzipi Livni. Las deliberaciones se extendieron más allá del inicio del shabat judío. Dadas las circunstancias, los ministros religiosos estaban dispuestos a transgredir las normas sobre el descanso sabatino, pero Olmert los convenció de partir a las 4 de la tarde "para evitar suspicacias sobre algo inminente". Estos secretarios de Estado ya habían dejado su voto establecido para el momento. Todos apoyaban la operación por tierra. Las únicas abstenciones correspondieron a ministros que deseaban agregar una tercera fase a la guerra con la misión de desalojar a Hamás del poder en Gaza. La guerra continúa gozando de amplio apoyo público. Además, funcionarios del gobierno insisten en que la operación es percibida como legítima incluso en la región y en el resto del mundo. Algunos recuerdan que Egipto responsabiliza a Hamás por la escalada en las hostilidades, que la Liga Árabe no logró adoptar una resolución unificada y que República Checa, como presidenta de turno de la Unión Europea (UE) reconoció el carácter "defensivo" del ataque israelí. Y, sobre todo, se apoyan en el apoyo incondicional del gobierno del presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush, el silencio del presidente electo Barack Obama y en el hecho de que Washington no ha enviado a ningún enviado al área. "No quiero engañar a nadie: la operación por tierra no será fácil ni sencilla", advirtió el domingo el ministro Ehud Barak, en reunión de gabinete en Jerusalén. El primer objetivo es controlar las plataformas de lanzamiento de cohetes desde las cuales milicias de Hamás han atacado zonas israelíes pobladas, así como persuadir al partido de la inconveniencia de seguir disparándolos, aunque no necesariamente lo incapacite para eso. Funcionarios israelíes creen que la decisión de iniciar la incursión de infantería y tanques logre el segundo objetivo: disuadir por un periodo prolongado a Hamás de lanzar nuevos ataques de artillería. El general de la reserva Danny Rotschild dijo a Radio Israel: "La disuasión se compone de dos factores: la determinación a actuar y la voluntad de tomar decisiones difíciles en ese sentido." Y eso, según Rotschild, quedó claro para todos los actores hostiles a Israel en la región: las milicias palestinas, el libanés Partido de Dios (Hezbolá), Siria e Irán. Tal vez Hamás esté entre la espada y la pared, pero muchos temen que mientras logre sobrevivir al ataque de Israel y continuar disparando dentro de su territorio renueve su legitimidad. Y parece que ya lo está haciendo. "Los israelíes dicen que combaten a Hamás y no al pueblo palestino en Gaza. Pero todos somos de Hamás", dijo un residente del área entrevistado por un canal internacional de televisión. El analista israelí Zvi Barel consideró, en su columna del diario Haaretz, que Hamás conservará su influencia. "Cuando termine la guerra, Gaza no estará administrada más por una 'organización terrorista'", anotó. Pero "Hamás podría ganar a través de esta guerra lo que no logró cuando ganó abrumadoramente las elecciones palestinas" legislativas de enero de 2006, acotó Barel. El presidente palestino Mahmoud Abbas está en una posición incómoda. Necesita unidad nacional para gobernar, pero luego de toda la operación Hamás habrá ganado aun más popularidad. Se avecinan transiciones políticas. Obama asumirá la presidencia estadounidense el día 20. Habrá elecciones en Israel el mes próximo. Y es posible que Abbas se vea obligado a llamar a comicios en Palestina. Mientras el combate recrudece, algo queda claro: el principal resultado de la guerra será cuál de los partidos palestinos, si Hamás o el secular Fatah de Abbas, habrá ganado legitimidad una vez que se silencien los fusiles.

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